¿Por qué las autoridades cubanas no desmienten el rumor sobre la Base Naval?

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Desde 1959, como consecuencia del diferendo político entre los EE.UU. y el castrismo, las huidas por la base exigen un tratamiento jurídico diferente

Jueves, abril 4, 2019 | Roberto Jesús Quiñones Haces

GUANTÁNAMO, Cuba.- Desde hace aproximadamente un mes y algunos días se extendió el rumor de que la base naval norteamericana en Guantánamo había sido abierta para recibir a todos los cubanos que desearan emigrar.

El falso rumor surgió concomitantemente con el aumento de la ola migratoria cubana, ahora favorecida por el gobierno de Nicaragua, el mismo que meses atrás se negó a permitir el paso de los cubanos por su territorio.

Tal flexibilización, unida a la exención de visado otorgada a los cubanos por el gobierno panameño, y otras medidas adoptadas por gobiernos de la región para permitir a los migrantes atravesar sus territorios, inducen a pensar que, ante el temor de que se produzcan estallidos sociales, el castrismo ha gestionado la apertura de esas válvulas de escape.

Recientes reportes de prensa emitidos por Radio Televisión Martí señalan que en Tapachulas, estado mexicano de Chiapas, hay más de 4000 cubanos y que a Juárez llegan diariamente ochenta. Otros permanecen varados en disímiles puntos del continente.

Sorprende que algunos de esos cubanos ̶ que aquí no le han tirado ni una trompetilla a un mural de un CDR y quizás hasta votaron por la nueva Constitución ̶, hayan realizado enérgicas protestas ante quienes tratan de posibilitarles su recorrido hasta la frontera con los EE.UU. ¿Cuántos agentes de la seguridad del Estado no habrá entre ellos?

En medio de esta situación las autoridades cubanas no han desmentido el rumor sobre la supuesta apertura de la base naval yanqui, lo cual ha provocado la afluencia de cientos de personas hacia Guantánamo, con el marcado propósito de huir en busca del progreso y la libertad.

El pasado 22 de febrero ̶ luego de quince horas y media de viaje desde Cienfuegos ̶ al llegar al punto de control de la policía, situado en la autopista que desde el oeste permite el acceso a la ciudad, el ómnibus fue detenido por fuerzas especiales del Ministerio del Interior (MININT). Varios oficiales exigieron a los pasajeros la presentación del carnet de identidad y obligaron a salir a los que no residían en Guantánamo. Dichas personas fueron conminadas a explicar qué venían a hacer aquí y a ofrecer un número de teléfono para verificar su dicho.

Al parecer, la avalancha de personas con intenciones de emigrar por esa vía fue tal que las autoridades ordenaron la ocupación militar de la salida sur de la ciudad, y los alrededores del municipio de Caimanera. Por esa fecha se comentaba que allí estaban detenidas más de 150 personas, y que las fuerzas represoras dispararon balas de gomas contra los advenedizos.

Según otro reporte de Radio Televisión Martí, fechado el pasado 27 de marzo, en estos momentos hay 14 cubanos encarcelados que pronto serán sometidos a juicio, acusados de una presunta salida ilegal del país. Entre los detenidos se encuentran los jóvenes guantanameros Rafael Badarí Sánchez Ruíz y Danner Manuel Estrada Gorra, quienes ingresaron a la base naval norteamericana luego de atravesar el peligrosísimo campo minado que la circunda. Allí fueron atendidos por las autoridades norteamericanas y devueltos a territorio cubano quince días después, donde fueron despojados de las ropas que les habían regalado en la base y de los documentos que les permitirían tramitar su salida hacia los EE.UU. Ahora están a la espera de la celebración de un juicio que, según sus familiares, será realizado por la jurisdicción militar.

Se mantiene el absurdo jurídico sobre la base naval yanqui

Según han asegurado a Radio Televisión Martí algunos de los familiares entrevistados, las autoridades cubanas les han manifestado que los catorce detenidos van a ser acusados por “violación del perímetro fronterizo” y por “desobediencia”, lo cual es una barrabasada, aunque ante la constante violación que de las leyes hacen la fiscalía y los tribunales, no sería ilógico pensar que la facultad legislativa se ha extendido a sus cuerpos represores, que en la práctica también ejecutan la ley arbitrariamente.

En el Código Penal no existe el delito de “violación del perímetro fronterizo”. De hecho, reconocer que hay una frontera implica que el territorio de la base pertenece a otro país, y no es así. En cuanto al delito de desobediencia este sólo puede ser cometido por funcionarios públicos que se niegan a cumplir un mandato de una autoridad superior.

El delito de salida ilegal del país, otra “creación revolucionaria”, está previsto y sancionado en los artículos 216 y 217 del Código Penal, con penas que oscilan entre 1 y 8 años de privación de libertad, y sigue constituyendo una aberración jurídica.

Es absurdo que esa figura delictiva se aplique a personas detenidas en territorio cubano y que se dirigen hacia un lugar de igual condición. Pudiera parecer un asunto formal, pero no lo es. También carece de fuerza el argumento que asegura que el objetivo final es emigrar a los EE.UU. pues se pierde vista que quien llegue a la base no sale “ilegalmente” del país pues todavía está en él; nadie “sale” de un país para “entrar” en el mismo. Y si luego recibe la autorización del gobierno norteño para ingresar en su territorio, no existe ilegalidad alguna.

Desde 1959, como consecuencia del diferendo político entre los EE.UU. y el castrismo, las huidas por la base exigen un tratamiento jurídico diferente, pero hasta ahora no ha aparecido en nuestra legislación penal.

Para coronar este galimatías jurídico recuerdo que hasta ahora, antes del caso de los dos jóvenes guantanameros, quienes eran detenidos por la sospecha de que intentaban “salir ilegalmente del país” en las cercanías de la base ̶ pero en territorio controlado por el castrismo ̶ eran sancionados. Sin embargo, los que llegaban a la base y luego eran entregados al castrismo, eran puestos en libertad.

El nuevo proceder elimina esa diferencia, pero no el absurdo jurídico mencionado.

Todo el dinero y los recursos invertidos en reprimir a quienes hastiados de tanta crisis y falta de libertades decidieron venir a Guantánamo para irse por la base, se hubiera ahorrado con la publicación de una simple nota oficial desmintiendo el rumor, como ya lo ha hecho el gobierno norteamericano.

Razones tendrán las autoridades cubanas para mantener ese extraño silencio.

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