Recibir, callar y obedecer.

Por Jacobo Cruz

Colaborador

Es inevitable ver el video donde el presidente Andrés Manuel López Obrador  (AMLO), exige respeto para el alcalde de Macuspana y para el gobernador del estado de su natal Tabasco, esto en su gira para presumir los programas electoreros y clientelares consistentes en la entrega de apoyos monetarios que sigue presumiendo como universales, pero que no lo son.

Visiblemente enojado con sus paisanos continuamente llamó a los presentes a respetar a las autoridades contrastando así con su clásico “Cállate Chachalaca” que en 2006 aplicó a Vicente Fox Quesada, ex Presidente de México cuando AMLO también fue candidato presidencial perdiendo ante el panista Felipe Calderón, lo que fue mal visto por unos y aplaudido por otros a favor del permanente  candidato.

Normalmente no sigo los discursos del presidente porque su lenguaje pausado, cortado e inconexo es martirizante para el que escucha, sin embargo este video es interesante porque se descubre a un López Obrador  intolerante y muy desesperado por el reclamo, así como por las continuas interrupciones que sufrió durante su discurso por los inconformes que no están recibiendo los apoyos prometidos en campaña a quienes increpó: “la mentira es del demonio”, “no quiero politiquerías” “no quiero grillas”; pero aquellas promesas junto con el discurso anticorrupción  convenció a su favor al electorado mexicano.

Lo anterior, se da a cerca de año y medio del arranque de la administración  federal autodenominada de la Cuarta Transformación que hasta el momento nadie ha aclarado en que consiste y lo que en la práctica se ha demostrado como una serie de ocurrencias salpicadas de chistoretes y de personajes traídos a la comicidad. Así transcurre lo que va del sexenio en el que no hay un pronunciamiento si quiera del combate a la pobreza, con propuestas que hagan posible el disminuir la brecha que separa a los ricos y a los pobres de México; no hay empleos nuevos y los que hay están muy mal pagados a pesar del aumento salarial pregonado, no hay una política recaudatoria justa y como se sabe están recortados los recursos a obras y programas que en el pasado funcionaban con cierto éxito.

Lo que pasó en Macuspana es tan solo  un reflejo de la inconformidad social que se está gestando en todo el territorio nacional porque hay miles de personas que cumplen con los requisitos gubernamentales para acceder a los beneficios gubernamentales, pero aun así  no son incluidos en los programas que el gobierno federal dijo serían universales.

AMLO busca con el dinero entregado, — que siempre y ahora también sirve para comprar conciencias –y lograr el voto cautivo rumbo a próximas elecciones, el pueblo mexicano pobre solo tenga el Derecho de recibir migajas, pero  a cambio de ello la obligación de callar y obedecer, dilema al que deben oponerse los  mexicanos.

Y esto es nocivo pues desde hace año y medio de que la administración federal anunciara la eliminación de partidas presupuestales como el ramo 23 y esto afectó en consecuencia el desarrollo de obra pública, es decir ya no hubo dinero para construir redes de agua potable, alcantarillado o para la pavimentación de calles y carreteras que  en sus esporádicas visitas el austero presidente describe como inservibles pero que no cambia nada tras su paso.

Pues bien, el próximo jueves 5 de marzo, se llevará a cabo una manifestación multitudinaria rumbo a la sede de la Secretaría del Bienestar en la ciudad de Zacatecas, con el objetivo de exigir inclusión a los programas sociales, desarrollo de obras de infraestructura básica, así como para buscar el acceso a programas para el campo, dado que ahora estos temas serían instrumentados a través de la intervención de la Secretaría del Bienestar recayendo en la titularidad de Verónica Díaz tras la convocatoria del Movimiento Antorchista.

Una vez hecho el anuncio se inició en redes sociales la publicación de algunas notas  periodísticas antiguas con el propósito de desvirtuar y desprestigiar a la organización que convoca a la marcha; lo cual es lamentable, pues se minimiza que son miles de personas las que se están quedando fuera de los programas a los que también tienen derecho porque se trata del regreso de los recursos federales logrados a través de la recaudación impositiva que no perdona a los pobres.

            Con la labor de gestoría de Antorcha, en localidades como Casa Blanca, El Bordo o Tacoaleche, es donde se da este tipo de acciones incluso promovidas por autoridades como comisarios ejidales que no se les ve preocupación por sus pueblos, por el contrario demeritan, critican y atacan a quienes han colaborado al bienestar general, sin embargo, en el total de demarcaciones de Guadalupe se  lograron obras como unidades deportivas, domos en escuelas, pavimentación de caminos, construcción de puentes, además de lograrse centenas de acciones de mejoramiento a la vivienda,

            Los antorchistas sabemos bien que el reclamo social expone a la dirigencia  a ser señalada con los peores calificativos y aún de riesgos, sin embargo México está urgido de mexicanos patriotas que defiendan las leyes y en nuestro caso nos sentimos  con toda la razón moral y el derecho para encabezar la demanda de la población que no ha sido beneficiada con los programas de la mal llamada Cuarta Transformación y con la manifestación anunciada esperamos  encontrar alternativas de real solución a tres  problemas principales: la inclusión a los programas sociales, la programación de obras de infraestructura básica como el cambio de la red de agua potable en la cabecera municipal de Trancoso y por el acceso a los programas de apoyo al campo.