Carnicerías en Cuba: mortadela de nailon y picadillo de soya verde

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El consumo de embutidos y cárnicos adulterados o mal elaborados está teniendo graves consecuencias en la población cubana

Jueves, abril 4, 2019 | Orlando González

La Habana, Cuba.- “La falta de higiene es lo primero que se nota al entrar a una carnicería estatal. La mortadela tiene mal olor, muchas veces ni mi gato se la quiere comer, lo que el estado asigna por la libreta de abastecimiento no alcanza para nada, nos están matando lentamente con toda esa putrefacción (…) Lo mismo te puedes encontrar un hueso que una jaba de nailon dentro de un tubo de mortadela y el hedor del picadillo de soya es inconfundible”, comentó a CubaNet Eneida González, quien se encontraba en una cola para comprar su cuota de mortadela en Mayabeque.

Los productos permanecen fuera de frío casi todo el tiempo debido a que muchos de estos establecimientos ya no cuentan con neveras o cuartos refrigerados. El transporte, el almacenamiento y la manipulación tampoco cumplen con las normas sanitarias.

“Muchas veces en mi carnicería entra el pollo por pescado, o la mortadela desde horas tempranas de la mañana y están fuera de frío hasta dos días después porque no hay donde guardarlas. El carnicero siempre nos advierte que tratemos de comprar lo antes posible por este motivo y por eso siempre se forman grandes colas. Los camiones que trasladan estos alimentos están sucios y sin refrigeración, se pasan horas al sol distribuyendo en varios municipios. Nos están matando lenta y silenciosamente”, comentó a este diario Rubén Viera, consumidor de una de las carnicerías estatales de la provincia.

“He comprado pescado de mi dieta con mal olor, mortadela ya con trozos verdes que están podridos, el picadillo de soya, que ya de por si es veneno, llega en mal estado. La falta de frío y la falta de higiene tanto en bodegas como en carnicerías es un problema que se ha generalizado”, dice.

“Hipertensión arterial, problemas renales, enfermedades gastrointestinales y altos niveles de ácido úrico son los trastornos que se han incrementado en los últimos años en la población. El aumento de estas enfermedades se debe, mayormente, al alto consumo de embutidos mal procesados y a los malos hábitos alimenticios que nos han obligado a llevar a nosotros los cubanos”, explica Omar Blanco, especialista gastroenterólogo del Hospital Clínico Quirúrgico Julio Trigo.

“Llevar una dieta balanceada en Cuba no es para todos los bolsillos, cuando un paciente es diagnosticado con altos niveles de ácido úrico debe llevar una dieta a base de huevos, pescado blanco, pechuga de pollo o lomo de cerdo y vegetales como el pepino, la col, aceite de oliva entre otros. Muchas veces los pacientes llegan meses después y los análisis han empeorado porque en Cuba es casi imposible comer sano y llevar una dieta así con los precios de los alimentos”, añadió Blanco.

“Nosotros los carniceros no tenemos la culpa, solo recibimos los productos y los distribuimos. No los elaboramos aquí, en las fábricas y en los cárnicos es donde ocurren todas estas cosas pero la cara al pueblo se la estamos dando nosotros”, explicó a CubaNet un trabajador de una de las carnicerías del Estado, que prefirió el anonimato.

“Ya comimos bistec de frazada de piso en los noventa y ahora parece que tendremos que comer mortadela de jabas de nailon en este nuevo período especial que se nos viene encima. Los inspectores son sobornables y los controles de sanidad ineficientes”, añadió el carnicero.

En Cuba, el consumo de embutidos mal elaborados y adulterados está teniendo graves consecuencias en la población, cada vez son más las personas que presentan problemas de salud debido a la mala calidad de los productos que ofrece tanto la canasta básica como el sector el particular.

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