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Por: Osvaldo Ávila

Dirigente Antorchista en Zacatecas

En mi colaboración anterior daba cuenta con datos históricos de la estrategia recurrente de la clase gobernante para acudir a la manipulación propagandística para convencer a la opinión pública sobre lo certero de sus determinaciones aunque estas carezcan de sustento o incurran en una flagrante mentira. Recientemente de manera magistral  ha sido expuesta y enriquecida  esta tesis por nuestro Dirigente Nacional el Ing.  Aquiles Córdova Morán quien contundentemente  afirmo: “La mentira se está convirtiendo en  una arma privilegiada del gobierno”.

Ciertamente el problema no es nuevo como lo prueba la historia y se agudiza en tiempos de campaña cuando en busca del respaldo popular se emplean todo tipo de promesas, que luego ya en la responsabilidad pública se olvidan y se inventan múltiples justificaciones para evitar el cumplimiento. La actual administración encabezada por Andrés Manuel López conoce bien esta táctica y el propio jefe del ejecutivo con una facilidad que resulta increíble niega sus promesas, afirma que se sacan de contexto sus declaraciones y en el peor de los caso afirma que se trata de una perversa conjura de los enemigos a su proyecto que al ver en riesgo sus intereses calumnian a los intachables e inmaculados gobernantes.

            Y el problema se agudiza porque al ser descubiertos en la maniobra se sataniza a quien cuestiona y  se lanzan una horda de incondicionales que repiten insultos e improperios en el afán de demostrar que tiene la razón y se trata de una conjura perversa.

Pruebas al respecto hay muchas: la oferta de disminuir el precio de la gasolina que después se negó; el compromiso de sacar el ejército de las actividades de seguridad y luego decretarlo ya en el gobierno; la promesa de acabar con la corrupción y ante la evidencia del error mostrada por el INEGI  recientemente  y el encubrimiento a Bartlett se dio como respuesta que es conjura de los conservadores; hablar hasta el cansancio de austeridad  y condenar el uso de vehículos lujosos e incluso trasladarse en Jetta a la toma de protesta “pues lo cuidaba el pueblo” para después trasladarse en un convoy de camionetas blindadas;  los programas sociales serán universales y llegarán de manera directa y luego constatar que en las propias reglas de operación hay acotaciones e incluso no hay suficiencia presupuestal para llegar a todos; y así pudiera abundar  hasta el cansancio.

Seguro como ya lo decía, habrá quién afirme que es ardor o un ataque mal intencionado, pero como en otras ocasiones, invito a quien así lo quiera a que debata los argumentos y esgrima razones o fundamentos históricos a lo aquí planteado. Pero en está ocasión me interesa destacar algunas mentiras recientes, que tienen graves implicaciones en la pandemia que enfrentamos actualmente.

Primero. Desde los primeros datos que se conocieron sobre el coronavirus el primer mandatario afirmó que a los mexicanos no nos afectaría tanto y que no era necesario mantenerse en confinamiento, ni mantener la distancia social sino repartir abrazos, y fiel a la línea marcada por el Presidente, el Dr. Hugo López Gatell afirmó categóricamente que la epidemia alcanzaría el máximo de contagios entre el 6 y 8 de mayo y no superaría 6 mil decesos (13 abril, ELUNIVERSAL). Hoy la realidad ha tirado por suelo uno a uno de sus argumentos,  tuvieron que decretar una jornada nacional de sana distancia hasta el primero de junio y lo que más grave es que las predicciones fallaron y no se ve el final del túnel, pues hoy 28 de mayo alcanzamos 81,400 infectados, más de 9044 muertes y  tenemos un índice de letalidad superior al 11%, muy por arriba del 6.5% del resto del mundo. Y lo anterior se agrava si consideremos que llevamos más de una semana sumando en promedio 3200 casos diarios e igualmente, más de 420 decesos por día, ocupando hoy el 8vo lugar mundial por el número total de muertos en total y 3ro a nivel mundial por el número  de finados diarios, dato verdaderamente escalofriante.

Segundo. Se afirma que el regreso a la normalidad es impostergable, pues además ya se “domo la curva”. Los datos anteriores demuestran que tal afirmación es absolutamente falsa y que el apresurado regreso a  la llamada “nueva normalidad” obedece más  la presión de Estados Unidos para activar la economía que a una real contención del virus, demostrando que lo que interesa es obedecer el mandato de Trump aunque se ponga en riego al pueblo trabajador.

Lo anterior es sólo una pequeña enumeración de las muchas contradicciones recurrentes del actual gobierno, que en honor a la verdad no se diferencia en nada a los anteriores, pero lo cuestionable del asunto es que se repite hasta el cansancio que la realidad ha cambiado para seguir haciendo exactamente lo mismo, por ello no hay de otra ante la burda y reiterada mentira no queda otra que ponerla al descubierto, llamar al pueblo trabajador abrir bien los ojos para desenmascarar a estos falsos redentores y en la primera oportunidad depositarlos en el basurero de la historia pues el costo para el pueblo está resultando muy alto.

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